Es lo único que puedo llamar mío, y lo comparto con ustedes.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Bueno aquí estoy de vuelta más que feliz. Hoy fue un increíble día en serio. Convencí al profesor de historia que me subiera de 8 a diez, el de psicológía de 8 a 9 y el de inglés que dios, se me salía el corazón, saqué 58 en el exámen de 120 (me dieron veinte minutos para hacer un exámen de dos horas) así que hablé claro con él y le expuse mis puntos y me colocó 8!


Sabía que era una persona elocuente, ¿Pero tanto? Señores están leyendo a la próxima novelista. En serio, estoy más segura que tengo un poder para convencer a la gente.


´Fuí a ver Luna Nueva (lo acepto soy fan) y bueno Edward tiene un cuerpo feo, demasiado flaco. Me gustó Alec, es sexy. Y me la pasé bien con Romina, me encontré a unos amigos y ya. Aparte tiene mi misma edad (Sé que va en contra de mis principios) pero cuando se es bueno se es bueno.


Bueno hace una hora comencé a escribir mi segundo borrador de mi historia. Estoy tratando de encontrar las personalidades indicadas y el lenguaje para cada personaje. Así que está bien, me gustó el que les pondré, sólo que deberá ser más agresivo ¿no?



Misma mecánica: Hidé es descediente de una antigua estirpe de ninjas, por lo que es especialmente hábil. Madeleine (Elizabeth) es de inglaterra y ganó una beca para estudiar en Japón. Teru es el hermano gemelo de Hidé. Brooke la mejor amiga de Madeleine.


Em...sigo sin word, así que no hay corrector de ortografía mis disculpas. Melanie! muchas gracias por leer *O*



Ciao me voy, que me está dando sueño. Quiero soñar con Alec...




Japón (Segundo borrador)


Madeleine entró cuidadosamente a su cuarto, sin hacer demasiado ruido, pasaban de las cinco de la mañana. Por lo que suposo que todos se encontraban dormidos. Se sentía mal, por mil y un motivos. Comenzando por el dolor de cabeza que surgía con intensidad en sus adentros. Maki la engañó al decir que se trataba de una simple reunión que acabó siendo una noche de chicas en todo el sentido de la palabra. Ahora estaba más arreglada que cuando salió de la casa. Lo único salvable era que era sábado así que podía dormir hasta que se le antojara. Sin olvidar que el lunes había exámen de historia. Pero no tenía de que preocuparse, o al menos eso pensaba. Se deslizó por el cuarto en oscuras, cuando prendió las luces.
-Bu-trató de espantar aquel intruso en la habitación. Y realmente lo logró, ella soltó un grito ahogado, pero rápidamente fue callada con un rápido beso. Acallándola para que no alertará a sus compañeros de casa y pronto interumpieran en su habitación. Madeleine tomó nota mental, gritaría más seguido. El beso se siguió intensificando hasta que ella tomó aire y suspiró.
-¿Qué pasa Mad?-cuestionó el inquilino con aquella sonrisa malvada. Traía un traje completamente negro, ella se preguntó quien se murió, pero acalló esa pregunta que se formuló en su mente.
-Estoy...cansada-excusó mientras caminó hacia el baño y se dirigió a écharse agua en el rostro y lavar sus dientes.
-Sí, creo que ellas son malas influencias-respondió mientras se sentaba en la cama y se acomodaba con los brazos detrás de la cabeza, relajándose por completo. La joven no pudo evitar una carcajada. A lo que él sonrió.
-En fin. Pensé que tendrías cosas más importantes, que estar en la habitación de tu novia adolescente-comentó cepillándose el cabello recogieéndolo en una coleta. Ahora él fue el que se rió divertido.
En un momento se encontró junto a ella en el baño, tomándola por la cintura con protección. Madeleine se sobresaltó un poco, pero ciertamente después de un tiempo, te acostumbras a todo, inclusive a la increíble velocidad a la que se movía. Ella dejó el cepillo en el lavabo y ladeó la cabeza para observarlo. Ambos se reflejaban en el espejo.
-Pues resulta, que acabé temprano de mi trabajo, no había muchos tipos que mandar al infierno. Fue...tranquilo-susurró en su oreja. Ella colocó una mueca de desagrado y siguió cepillando su cabello.
-Sabes que no me gusta que hables de eso. Sigo estando desacuerdo-regañó Madeleine.
-¿Qué ¿Sigues sin aceptar que mi naturaleza es asesinar?-interrogó orgulloso. Puesto que a él no le importaba.
-No es tu naturaleza. Simplemente ve a...-trató de explicar ella antes de que él se alejara rápidamente y se volviera a sentar en la cama.
-¿Teru ¿Me comparas con él no? Si tanto querías un ángelito ¿Por qué no te quedaste con él?-reclamó Hidé, crispaba los puños en su regazo. Toda una vida comparándose con su gemelo, que no podía aguantar. Madeleine se mordió el labio al darse cuenta de su error. Dejó el cepillo. Y se dirigió hacia él con cuatela. Se sentó detrás de él y acomodó su rostro en el hombro de él, mientras lo abrazó por la cintura. Aquel gruñó y se quedó quieto.
-Hidé, no quise decir eso...tú sabes...no era mi intención. Sólo es que nunca imaginé...encontrarme así. Crecí pensando en que me casaría con un hombre promedio, que todos los días llegara cansado de estar frente a un monitor. Y lo único que haría sería sentarse en el sillón a ver el fútbol...-ella estaba dispuesta a continuar pero él se rió ante sus palabras, y se volteó hacia ella. Entrelazó sus manos en su cuelllo y soltó la coleta de ella, esparciendo hebras de fuego por toda su espalda. Hidé la contempló.
-Odio cuando ocultas tu cabello-acusó cambiando el molesto tema.
-Te recuerdo que la primera vez que lo viste, dijiste era escandalozo y vulgar-respondió ella sin quitar una sonrisa de su rostro. Tomó la mano de él con delicadeza y la aprisionó entre ambas manos.
-Eras el amor de mi hermano, así que me dí el lujo de mentir-confesó él, en una muestra de sinceridad.
-No me convence.
-¿A no ¿Qué puedo hacer para que la señorita Miller se dé cuenta que estoy diciendo la verdad?-retó mientras la besaba con suavidad. Ella soltó sus brazos y los reposó en el cuello de él jugando con su cabello de carbón. Hidé acercó la cintura de ella. Ella rió y se tiró en la cama.
-¿Por qué siempre acabamos besándonos?-preguntó con una sonrisa en su rostro.
-¿Por la irresistible atracción que sentimos entre nosotros?
-Buena respuesta-aceptó ella, mientras un bostezo la tomó deprevenida. El rostro de Hidé se llenó de felicidad.
-Deberías de dormir-opcionó mientras se levantaba de la cama. Y miraba por la ventana contemplando el amancer.
-¿Estás loco? Mi ocupado novio, tiene tiempo de verme. No lo desperdiciaré abrazando una almohada. Vamos abajo a desayunar algo-sugirió mientras se levantaba y se dirigía a abrir la puerta.
-Brooke, Alina y Katia están ya despiertas viendo la televisión-advirtió tomado la mano de Madeleine.
-¿Y?
-Que pensarán que dormí aquí, con mi novia adolescente. Y no será lo correcto.
-Mmm...No hay problema. Es decir, algún día tu y yo seremos marido y mujer-aclaró Madeleine mientras reía abriendo la puerta. Hidé suspiró al ver la ligereza con la que tomaba todas las cosas.
Ambos bajaron las escaleras, Hidé atrás de Madeleine. Y tres pares de ojos los siguieron en cada segundo. Ninguna abrió la boca, más bien...ninguna la cerró.
-Buenos días...Madeleine...y Hidé-saludó Brooke con confusión. Mientras trató de disimular un poco.
-Hola, chicas-saludó Madeleine sin poder reprimir una sonrisa de complicidad.
-¿Qué tal?-saludó Hidé con una mueca de diversión.
Ambos caminaron a la cocina y él se sentó en unos bancos de la barra. Recargando los codos en la mesa. Ella se dirigió al refrigerador y tomó una coca light.
-Eso es malo, para romper el ayuno-recriminó Hidé.
-Ok-volvió a meter la mano en el refrigerador y sacó unos waffles precocidos junto con un litro de leche. Los colocó en la barra y se dirigió a por unos platos y vasos.
-¿Chicas quieren waffles?-gritó tratando de que escucharan sobre el ruido de la televisión.
-Oh sí-contestó Brooke, mientras se dirigía a la cocina aparentando no notar nada fuera de lo común. Se sentó junto a Hidé y sonrió. Madeleine sirvió los waffles y también tomó asiento.
-¿Fríos?-cuestionó Hidé, divertido por la expresión de irritación en los ojos de Madeleine.
-Ahí está el microondas, señor consevador-indicó mientras señaló el microndas con el waffle en la mano. Brooke rió al ver a los enamorados peleando.
-¿Quieres que caliente los tuyos?-cuestionó mirando a Brooke. Quien le dedicó una mirada de disculpa a Madeleine.
-Sí.
-No veo que ven de malo en waffles fríos, es decir es lo mismo-agregó la pelirroja con enfado.
-Claro que sí Mad, sólo unos quince grados de diferencia-aclaró Hidé esperando a que el microndas avisará que acabó. Brooke de nuevo soltó una carcajada. Ella se tragó lo que le quedaba del waffle de un sólo bocado y esperó a que ambos acabaran sus waffles calientes.
-¿Hidé dónde está tu auto?-cuestionó Brooke, extrañada de no ver su Audi estacionado frente a la puerta o en el porche. Pensó que tal vez sería una pregunta arriesgada pero aún así se aventuró.
-Ah..lo dejé en el estacionamiento de la escuela, quería caminar un poco-aclaró, mientras comía gustosamente.
-Claro- reanudó ella convencida con la explicación de él. Puesto que los járdines de la escuela, eran algo para detenerse a ver. Antes de que el interrogatorio siguiera entró Katia y Nina a la cocina. La última se sobresaltó al ver a Hidé sentado allí. Aquel se dió cuenta así que deboró el par de waffles y succionó la leche rápidamente.
-Bueno...eh...ahora nos vemos-excusó Madeleine. Al ver que Nina estaba apunto de hacer algún comentario desagradable. Así que regresaron a cuarto de ella. Ambos se quedaron detrás de la puerta.
-¿Qué dicen?-preguntó Madeleine llena de curiosidad. Hidé fingió una expresión de concentración.
-Em...Nina reclama que como me dejas entrar a la casa, Katia dice que sobrepasas los límites y que soy un aprovechado, Alina no dice nada y Brooke te defiende, dice que estás enamorada y que soy un buen tipo-explicó con orgullo. Madeleine torció los labios.
-Eso es bueno-declaró Hidé al ver que ella no diría nada.
-¿El qué?
-Le agrado a tu mejor amiga-Madeleine sonrió y volvió a bostezar.
-Mejor no bosteces cuando bajes, pensarán que soy una bestia que no te dejó dormir en toda la noche-argumentó con una sonrisa pícara.
-¿Te vas?-cuestionó la joven preocupada.
.-Nos vemos en la fuente a las cuatro, ¿Está bien?-aclaró él.
-Si no vienes...llamaré a la policia-amenazó mientras lo besó. Despues abrió la puerta y ambos bajaron, y los cotilleos cesaron. Atravesaron el recibidor y abrió la puerta del exterior y la cerró, para que las demás no escucharan la conversación.
-Si te digo que te amo ¿Saldrás corriendo?-cuestionó Madeleine mientras lo abrazaba.
-Mmm...tal vez-respondió mientras recogía un cabello que se le cubría el rostro.
-Entonces no lo diré-avisó ella.
-Te amo, Mad-dijo Hidé mientras la besó en la nariz y comenzó a caminar.
Ella sonrió y entró de nuevo al recibidor. Trató de pesar inadvertida, pero no lo logró.
-Madeleine-gritó Katia. La aludida suspiró y caminó a la cocina.
-¿Qué pasó?-interrogó la pelirroja con la mayor inocencia posible. Tratando de no notar el enfado de dos de sus compañeras de hogar.
-Para tener sexo con tu novio, existen los hoteles ¿sabías?-comentó con agresividad Nina.
-Lo que Hidé y yo hagamos no te incumbe ni te afecta, así que aprende a mantener la boca cerrada-correspondió Madeleine.
-Si le digo al rector que llevaste a tu novio a la residencia, te quitarán la beca y la residencia-advirtió Nina con maldad. A Madeleine se le formó un nudo en la garganta, si no tenía beca, no habría forma de pagar la escuela, ni mucho menos una renta, así que tendría que regresar a Inglaterra y explicar porque había fallado.
-¿Ahora ya cierras la boca?-cuestionó Nina. Con un atisbo de triunfo en sus ojos.
-Calláte Nina-gritó Brooke, dando un paso al frente dispuesta a tirarle un puñetazo.
-No Brooke...está bien-consoló Madeleine tratando de no tambalearse. Si volvía a Inglaterra, nunca más vería a Hidé y eso la mataría. Que imprudente había sido...
-Bien, me alegro que aceptes tu culpabilidad. Creo que será la última semana en la que nos vemos por aquí, espero que hayas disfrutado tu estancia en Japón-condenó Katia.
Ella no dijo nada, se retiró silenciosamente hacia su habitación, cerró la puerta con seguro, se acostó en la cama y las lágrimas comenzaron a salir. No podía creer que todo había acabado así, por una imprudencia de las suyas...no podía creer que volvería a Inglatera, no quería.
No se dio cuenta cuando se quedó dormida. Unas horas después el celular comenzó a sonar, tanteó la mesa tratando de encontrarlo y por fin contestó con la voz quebrada.
-¿Si?
-¿Mad ¿Que sucedió?-era Hidé. Debían de ser más de las cuatro. Rápidamente se levantó.
-Nada...Hidé...no quiero salir.
-Madeleine Miller, dime que pasó.
-Nina...Nina le dirá al rector...-su voz se quebró y los sollozos también. Se escuchó un gruñido por parte de Hidé. Y un golpe sordo.
-Voy para allá.
-No, Hidé, no-trató de evitar que Hidé volviera a la casa empeorando las cosas. Bajó rápidamente las escaleras y ahí estaban Nina y Katia en el sillón sonriendo con malicia. En un momento sonaron las llantas al frenar repentinamente. Madeleine salió abriendo la puerta, esperando poder razonar con él.
Hidé con el rostro lleno de ira, los ojos le brillaban con intensidad. Sus pasos eran estruendosos y con una mano evitó a Madeleine entrando en la casa. Las chicas se sobresaltaron al verlo entrar.
-Hidé, no-ordenó Madeliene. Corriendo hacia él, esperando que no hiciera alguna tontería, ella sabía que él era un impulsivo y temía que no midiera las consecuencias.
-Nina-ladró él. Mientras se acercaba hacia ella, quien inconcientemente se había levantado de un salto del sillón.
-¿Qué quieres?-Ella trató de sonar de lo más firme posible pero fracasó.
-Quería agradecerte-explicó entredientes Hidé, mientras se colocaba frente a ella y alzaba el rostro, impresionando por su tamaño y fuerza más de lo que usualmente hacía. El rostro de incredulidad de ella no tenía precio.
-Sí, Nina, Ahora nos has dado un motivo más para mudarnos juntos. Ten por seguro que tendrás tu invitación especial a nuestra boda-arrastró las sílabas con agresividad. Los ojos de ambas se pusieron como platos y los de Madeleine también.
-Así que gracias por tu cooperación. Sin ti nada de esto sería posible. Sólo...ten cuidado, que tal vez me pueda sobrepasar al regresarte tu amabilidad. Sólo eso, cuidado. Nada más Nina, Aveces...no controlo mi generosidad-amenazó él mientras se despedía con un gesto y caminaba hacia mí jalándome hacia la puerta.

Madeli
Reprimí una sonrisa al ver como Nina temblaba. Pero temí por una de las cosas que había dicho Hidé, estaba claro que solo era una mentira. Pero aún así sentí un vacío al saber solo estaba amenazando.
Tan sumida me encontraba en mis pensamientos que no sé como acabé dentro del Audi. Hidé comenzó a reirse, como los malos de las películas.
-No volverá a dormir-profetizó entre risas. - Creo que realmente pensó que la mataría en ese momento, pero que tonta-se detuvo cuando observó mi seria expresión.

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